El ausentismo en las elecciones legislativas de CABA

En Argentina, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires tuvo el domingo 18 de mayo una nueva jornada electoral, en la que la ciudadanía debió elegir la renovación de treinta escaños de la Legislatura. Más allá de los resultados de los comicios, se vuelve a comprobar una tendencia observada en otras jurisdicciones: el ausentismo.

A la elección de la capital argentina, se suman otras cinco elecciones provinciales en el último mes. En los seis casos, se observa un hecho preocupante. Si se compara la asistencia de la ciudadanía a las elecciones de 2025 y a la misma elección anterior (2021), en todas ellas el ausentismo aumentó. Esta tendencia es más preocupante si se tiene en cuenta que las elecciones de 2021 estaban contextualizadas en la primera etapa post-pandémica, lo que habría implicado un porcentaje presuntamente bajo, por el temor todavía persistente en la población a acudir a lugares o eventos de concurrencia masiva.

JURISDICCIÓN20212025DIFERENCIA
Santa Fe (13/04/2025)65%55,4%-9,6%
Chaco (11/05/2025)66%52%-14%
Jujuy (11/05/2025)70,5%65%-5,5%
Salta (11/05/2025)64%59%-5%
San Luis (11/05/2025)77,5%65%-12,5%
CABA (18/05/2025)66%53,35%-12,65%
Fuente: ODOS Global Strategics con datos de la Cámara Nacional Electoral

Las cifras de ausentismo son preocupantes y evidencian la decisión de la ciudadanía de no ejercer un derecho primordial para la salud de la democracia. En el caso de la elección en la provincia de Santa Fe se da una situación aún más compleja: los comicios de abril sirvieron para distribuir los 69 escaños de los convencionales que reformarán la Constitución de la provincia. En las elecciones celebradas el 11 de mayo en cuatro provincias, no solo se modificaban las legislaturas, sino que además se eligieron otros cargos locales, aunque ninguno de los contextos electorales logró “mover el amperímetro” para impulsar una mayor presencia en las urnas.

Lejos estamos de afirmar que un mayor grado de asistencia podría haber cambiado los resultados electorales. Es altamente probable que, gracias a la ley de los grandes números, en el caso de que los que no votaron lo hubiesen hecho, la distribución de esos votos habría sido similar. Esto se verifica siempre y cuando no exista un hecho específico (un factor exógeno) que altere las decisiones individuales. Por lo tanto, es primordial analizar el ausentismo en función de la efectiva desconexión entre el voto y los argumentos políticos.

No se pretende encontrar una única causa para los niveles de ausentismo electoral, porque todos los fenómenos son atravesados por infinidad de factores. Pero es probable que aquellos elementos que se erigen como posibles motivos guarden una parte de realidad. Se podrá hablar de apatía política, indiferencia, no representatividad, deslegitimación, alternativa “pasiva” al voto bronca. Todo ello puede ser verdad y, seguramente, cada ciudadano que decidió no presentarse tuvo su motivo como actor político capaz de decidir. Lo que es más claro aún es la necesidad de que la dirigencia política argentina tome nota de esta situación cuando planifique sus estrategias electorales futuras. Se abre, de esta forma, un complejo panorama en búsqueda de alentar y promover el derecho democrático del voto. En este contexto, el mayor riesgo se basa en la constatación de que existe parte del electorado al que ya no le importa votar, como tampoco le importa el efecto de las políticas públicas que implementan los gobiernos.

Otro debate que se escuchará desde el análisis electoral está relacionado con la obligatoriedad de ejercer el voto. El sistema desactualizado de multas no es disuasivo ante la decisión de ausentismo. No obstante, la democracia argentina no necesita ese debate en este momento, más si observa el nivel de discusión política en torno a elementos relacionados con el sistema electoral. La eliminación de las PASO, el desdoblamiento por jurisdicciones y los métodos de votación son claros ejemplos de temas sobre los que se tomaron decisiones sin un debate profundo con visión de Estado.

Muchas veces se asocia a ciertos movimientos de derecha con la estrategia de promover expresiones anti-sistema. Sin embargo, esto podría llevar a conclusiones apresuradas, que subestiman y relativizan las decisiones que emanan de la misma sociedad. Es factible que parte de la ciudadanía tenga razones suficientes para tomar la decisión de expresar su rechazo al sistema político mediante el ausentismo. Se crea, entonces, una oportunidad para que los partidos políticos entiendan que la desconexión con la sociedad no siempre es unilateral y que es justamente la sociedad quien, en determinadas oportunidades, decide desconectarse del sistema político. El primer desafío se centrará en la planificación de estrategias para octubre (elecciones legislativas nacionales). Para ello deberán reconocer que no se necesita de una mayor asistencia electoral para arribar a resultados determinantes (lo que, en boca de varios, fue denominada como la “gran encuesta”), ya que la progresión estadística no sufriría una variación distorsiva. Sin embargo, el mayor desafío se da en torno a volver a captar el interés de la ciudadanía, para lo cual se necesita un cambio comunicacional y de visión estratégica.

Por lo pronto, los resultados también implican hechos concretos y la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires tiene su nueva composición. Y ella se basa en los votos positivos. El tiempo dirá si, efectivamente, la dirigencia política vuelve la mirada hacia la ciudadanía que va perdiendo, esa que, también, en una decisión plena de consciencia y racionalidad, esquiva cualquier cuestión relacionada con la política.

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